Un hombre que sabe quién es, por lo tanto no tiene nada que probar. La elegancia refinada y la facilidad cultivada le permiten manejar sin esfuerzo cualquier situación dada.
La elegancia es tan esencial que casi se da por sentado.
Un hombre que sabe quién es, por lo tanto no tiene nada que probar. La elegancia refinada y la facilidad cultivada le permiten manejar sin esfuerzo cualquier situación dada.
La elegancia es tan esencial que casi se da por sentado.